El otrora estrega político luce agotado por sus acciones y permisividad
Por : Mario Antonio Lara Valdez
El desgaste institucional del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la pérdida de la perspectiva de su líder, Danilo Medina, continúan agravándose, dejando nuevas evidencias con sus recientes ataques al proceso judicial contra altas figuras de su entorno imputadas por corrupción y alegatos de supuesta persecución política.
Medina alega que el arresto de dirigentes peledeístas y colaboradores de primer nivel de sus pasados gobiernos, imputados por serios casos de robo al erario, es una forma de persecución política del actual Gobierno para destruir al PLD pero olvida que la incriminación viene de su propio entorno.
Medina y el PLD también han dicho que la justicia ha sido politizada para debilitarlos, en clara referencia a las acciones del Ministerio Público al destapar perniciosos casos de corrupción en su gobierno.
Sin percatarse en su momento, Medina no calculó el nuevo daño que se estaba infringiendo con esa denuncia porque ante todas las evidencias de saqueo al dinero público la población manifiesta su enojo y desconfianza en el PLD y en sus dirigentes así como también cuando nombro a Jean Alain Rodríguez como procurador general.
Apenas tardó 12 años para que se convirtiera en realidad lo que Medina sembró como premonición en 2011, cuando dijo que en República Dominicana “el que roba no le gusta que le digan ladrón si lo acusan, porque entonces dice que es política la acusación”.
Sus palabras, basadas en la cascada de corrupción que heredó su gobierno, se han convertido en realidad, pero esta vez el mal ha caído con peso fulminante en su contra y del partido morado y ahora no encuentran vías de escape a tantos escándalos.
Los del 2011 fueron presagios que se cumplieron esta semana recién pasada, quizá entonces en 2011 por interpretación de ciertos indicios, por señales a la vista o por simple conocimiento.
Lo malo esta vez es que la dura realidad le está cobrando caro a Medina su emotiva sentencia que acaparó titulares de primera plana y ganó la condición de viral en las redes sociales.
Medina sostiene ahora que el Gobierno persigue a su partido, basándose en el procesamiento de gente de su confianza y cercanía durante sus mandatos, dejando establecido que la razón es política a pesar de que parte de estos ya han devuelto miles de millones de pesos robados al Estado.
El líder del PLD se refirió a este caso en 2011, un año antes de convertirse en presidente de la República. Fue para esa fecha cuando igualmente levantó el alegato que sostiene esta vez, referente a que el gobierno ha politizado el Poder Judicial
Jamás había imaginado Medina que la misma condena y rechazo que en 2011 tuvo para aquellos que alegan persecución política cuando son procesados por actos corrupción es justo lo que está defendiendo a favor de sus partidarios esto fue visualizado por el abogado y juez Alejandro Vargas cuando le dijo que en algún momento dejaría de ser presidente y estaría delante de un juez.
Doce años atrás, el exjefe de Estado reprochaba los alegatos de persecución política diciendo que los sospechosos de estos delitos penales no pensaron en nada de eso cuando decidieron hacerse ricos y llegó a preguntar » Cual corrupción».
El simple argumento de Medina con su denuncia de persecución política del Gobierno de Luis Abinader es una clara negación de que sus excolaboradores cometieron desfalco al Estado, una abierta defensa de su inocencia, incluso cuando algunos ya han admitido los hechos.
Uno de los problemas con los que se enfrenta Medina es que el ingeniero Francisco Pagán, el ultimo director de la OISOE, fue un confidente clave de la Fiscalía y se sabe que estuvo en la reunión donde el exmandatario habría ordenado buscar dinero para dos campañas de carácter electoral, siendo esto ilegal.
El último golpe lo ha propinado Ramón Emilio Jiménez Colllie, alias “Mimilo”, al servir como delator del Ministerio Público, que justo con Pagán formaban un dúo que conocía todas las operaciones ilegales del entramado corrupto, lo que acabará con cualquier intento de defensa que el expresidente Medina y el PLD pretendan levantar para defender una causa indudablemente perdida.
También se enfrenta Medina a la difícil situación de explicar cómo es posible calificar de persecución política imputaciones contra cercanos colaboradores así como miembros del partido de la liberación dominicana y exfuncionarios de sus gobiernos que, convencidos de sus actos, acordaron devolver colosales sumas del dinero público sustraído a través de operaciones ilícitas.
También, el exjefe de Estado queda mal ante el país al sumarse a la campaña de descrédito y obstrucción del trabajo legítimo que le corresponde al Ministerio Público frente a estos casos.