Santo Domingo. – Apelar a mentiras como recurso para anotarse puntos políticos es una maniobra muy socorrida y preferida por sectores políticos dominicanos, evidentemente es una frustrada cruzada mediática contra el gobierno de Luis Abinader, mediante la farsa de que pretendía entorpecer la entrega de fondos a la Junta Central Electoral para organizar las próximas elecciones.
Nada de tramas ni malas intenciones, porque la verdad aflora a tiempo y este martes esa dañina herramienta electorera quedó enterrada cuando el mandatario, al término de una fructífera reunión con los miembros del pleno de la JCE, anunció la asignación de 2,000 millones de pesos adicionales al presupuesto de esa institución para este año 2023.
Esta concesión de recursos representa un importante incremento del 35 por ciento del presupuesto total de la Junta en el año preelectoral de 2019.
Fue un nuevo golpe demoledor a las infamias y una demostración contundente del interés del jefe de Estado en reforzar su compromiso de fortalecer la institucionalidad democrática del país.
El final feliz de las elecciones de 2024 “no está en riesgo”, proclamó el presidente, un mensaje suficiente, resumido en cuatro palabras, para echar por tierra los intentos de personajes políticos en socavar los cimientos de la realidad e impedir que la gente pudiera distinguir la verdad y se inclinara por lo falso.
Ahora, desarmados con este paso acertado del gobierno al asignar 2,000 millones de pesos adicionales al presupuesto de la JCE, es de esperar que en algún momento surjan nuevas maquinaciones, sobre todo desde el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que, en la desesperación de su cúpula por sanar de tantos golpes a sus viejas presunciones morales, y salvaguardar su existencia, necesita de herramientas perjudiciales para confundir y dividir.
El tema de los recursos presupuestales que demandaba la Junta Central Electoral llevó a un frote de manos entre políticos opositores que, además de colocarse como defensores, se adhirieron a transmitir falsedades y manipular los hechos.
De estos nuevos fondos en disposición de la JCE, 1,500 millones serán utilizados para manejar los procesos electorales, entre estos los proyectos de compras, contrataciones y adquisiciones para las primarias y las elecciones de 2024.
Otro aporte de estos fondos consiste en 500 millones que serán acreditados para compensar el déficit de 2022. En resumen, representan 4,500 millones de pesos para el presupuesto de la Junta Central Electoral para este año 2023.
Pronto habrá de llegar otro jalón de avance en el que el gobierno de Abinader y el pleno de la Junta Central Electoral deberán ensamblar sus ideas, esto en lo referente a que la República Dominicana cuente con un marco regulatorio electoral bien adecuado en su esencia.
Como adelanto, para que no se cuelen dudas, el gobierno y el organismo de elecciones nacionales se concentraron en un esfuerzo entre todas las fuerzas políticas del país para que, a mayor brevedad, sean aprobados de manera consensuada los proyectos de Ley de Régimen Electoral y de la Ley de Partidos Políticos, ahora en manos de una comisión especial en la Cámara de Diputados.
Con seguridad la mentira será retomada del libreto, al seguir siendo la sarna del tiempo en condición de politiquería en el que se desenvuelven formaciones políticas del país, que se mueven a sus anchas y con desesperación, utilizando un sin número de artimañas que buscan confundir a la población y manipular la verdad, promoviendo noticias falsas.
En sus intentos por aplastar al gobierno en cada iniciativa de corto, mediano o largo alcance social, político y económico, se desarrollan estrategias mediáticas bien definidas para retorcer los hechos, apelando continuamente a las emociones de la gente, creando confusión, miedo y enojo.
Aunque las mentiras son tan viejas como el mundo, en estos tiempos superan a lo peor entre políticos criollos que perdieron crédito y visión del futuro, porque manipulan la emoción de los ciudadanos para configurar en estos una forma diseñada de sentir y exponer los hechos.
El fundamento de la política de estos tiempos se impuso el martes pasado cuando se sintió en el Palacio Nacional, durante la reunión de Abinader con el pleno de la JCE, el pensamiento de Abraham Lincoln, con su sentencia de que “se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.